Una farsa.
Eso es lo que somos.
Eso es lo que acordamos ser.
Pensé que sería más difícil, convencer a todos de que el receptor estrella de nuestra escuela era mío y solo mío, pero hicimos bien nuestro papel.
Bueno las líneas entre nosotros comenzaron a difuminarse hasta que se desaparecieron por completo.
Sin embargo, lo de fingir, siempre hay alguien mejor en eso y cuando me di cuenta de mi error, no había vuelta atrás.
Me enamoré de nuestra mentira.
Y luego todo se vino abajo.
Resultó que él y yo nunca jugamos el mismo juego.
No tenía que romperme para ganar.
Pero lo hizo de todos modos.
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