La rutina diaria de Savannah Solitaire es la misma: ir al banco y ayudar a nuevos clientes, volver a casa y vuelta a empezar otra vez. Criada como huérfana, había renunciado a encontrar algo que diera sentido a su vida. Hasta Vincent.
Vincent Starlingveil es un ladrón. Y consigue todo lo que quiere. Incluyendo a Savannah.
Cuando los ladrones de bancos aparecen en el banco de Savannah, esta se sorprende al reconocer a cierto cliente esculpido... Hasta que se dé cuenta de que no solo están ahí por el dinero. Uno de ellos en particular quiere a Savannah.
Y Savannah no puede detenerlo.
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