Mi relación con Hunter Delucia empezó al revés.
Nos conocimos en una boda; él se sentaba del lado del novio, yo de la novia. Dándonos miradas furtivas durante toda la noche, era innegable la intensa atracción mutua.
Atrapé el ramo; él la liga. Hunter me abrazó con fuerza mientras bailábamos y surgió la química echando chispas entre nosotros. Su forma de hablar inescrupulosamente y sucia debería haberme desanimado. Pero, por alguna loca razón, tuvo el efecto contrario.
Terminamos en mi habitación de hotel . La mañana siguiente, regresé a casa en Nueva York, dejándolo a él en California con un número equivocado.
Pensaba en él a menudo, pero después de mi última relación, me di por vencida de los hombres encantadores, engreídos y hermosos como él pecado. Un año después, Hunter y yo nos encontramos en el nacimiento del bebé de nuestros amigos. Nuestra atracción no ha disminuido ni un poco. Después de un viaje de locos, esta vez me pidió mi número real. Así que, le di el de mi madre, ella podría espantar a cualquier hombre con su charla de bebés y matrimonio; y regresé a casa.
Pensé que era gracioso, hasta la semana siguiente, cuando él tocó el timbre de la casa de mi madre durante una cena de domingo por la noche. El hombre loco y hermoso se ganó a mi madre y tomó un trabajo de ocho semanas en mi ciudad. Propuso que pasemos ese tiempo teniendo sexo desenfrenado.
¿Ocho semanas de sexo increíble sin compromiso? ¿Qué tenia por perder?
Nada, pensé.
Es sólo sexo, no amor.
Pero sabes lo que dicen sobre los objetivos inescrupulosamente planeados...
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