Tucker: Arrogante, brutalmente honesto, y amante de la esclavitud y la disciplina.
Lilliana: Terca, obstinada e impaciente.
Cuando el magnate de bienes raíces que está acostumbrado a salirse con la suya en todos los órdenes conoce a la higienista dental de treinta y tanto años, quién heredó una gran extensión de tierra, la atracción física y química entre ellos, es innegable. Al darse cuenta de que Lilliana tiene un inmueble que vale una mina de oro, Tucker se enfoca en tratar de obtener sus tierras a cualquier precio... incluso si esto significa engatusarla abriéndose camino dentro de su corazón. Pero Lilliana no está interesada en el amor ni en ser perseguida por un indiscutiblemente atractivo pero arrogante macho alfa interesado en su propiedad, y no puede ser comprada.
Justo cuando las cosas se están calentando y Tucker comienza a enamorarse de Lilliana, ella descubre dónde radican sus verdaderas motivaciones, obligándola a buscar una dulce venganza de la única manera que conoce... rindiéndose a cada una de sus fantasías y jugando con sus emociones.
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