Su destino se debatía entre el deseo y el peligro.
Stephanie era técnica de laboratorio y estaba aterrorizada por las amenazas de un psicópata asesino. Tenía que falsificar unas pruebas de ADN o perdería a su única hija. Stephanie podía cumplir con sus exigencias o hacer lo que se había jurado no volver a hacer.
Podía confiar en un hombre.
Sabía que el detective Reid Peters haría lo que fuera para protegerlas a ella y a su hija pero sus besos eran una distracción demasiado peligrosa.
¿Podría aquel policía ofrecerles a ella y a su pequeña lo que necesitaban en esos momentos?
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