domingo, 11 de febrero de 2018

Prohibido

1. Prohibido Enamorarse de Adam Walker

Cuando pienso en Adam Walker, pienso en estas tres cosas: caliente, estúpido y peligroso. 

Caliente porque, no se puede negar lo totalmente atractivo que es: cabellos negro, ojos verdes, brazos musculosos, tatuajes discretos cerca de la base de su espalda, y deliciosos dedos largos que parecen papas fritas listas para comer. 

Peligroso porque el tipo, aparte de manejar una motocicleta, tiene un oscuro secreto que no se atreve a contarle ni a su sombra. 

Y estúpido (en serio, ESTÚPIDO) porque, bueno, eligió estar con mi prima Marie. 

¿Quién es su sano juicio se fijaría en una persona como ella? Es la personificación de Miss Piggy en toda regla: d personalidad voluptuosa, con voz chillona y siempre queriendo ser el centro del universo. 

Definitivamente no tengo razones para enamorarme de él. Adam es todo lo que NO quiero en un chico; y sin embargo, sabiendo lo tonto que puede llegar a ser, o lo mucho que está embobado de mi prima, se me hace imposible no probar de la fruta prohibida y caer enamorada de él. 

Estoy tan jodida, y pronto vas a saber el porqué...


2. Prohibido Obsesionarse con Adam Walker

¿Qué puedo decirte acerca de Adam Walker que no haya dicho ya? Cierto, el chico comete errores más rápido que un cohete viajando a la velocidad de la luz, pero tengo que admitir que los sabe remendad con la misma facilidad. 

No es difícil enamorarse de él, tampoco lo es obsesionarse. Nadie puede culparme por odiar a cada chica que respire su mismo aire, y más cuando últimamente llegan como mosquitos a la miel. 

Pero, ¿hasta qué será capaz de soportar toda la situación que se nos viene encima? ¿Hasta cuándo dejaré de tolerar las mentiras que parecen llover sobre nosotros? Y para colmo, un viajo conocido regresa... y no está muy feliz que digamos. 

Las cosas se complican, las relaciones terminan, nada es seguro. Lo que sí te puedo decir es que, la única cosa peor que estar enamorada de un chico como Adam, es obsesionarse con él, y las obsesiones nunca, nunca son buenas... ¿O si? 

Tal vez haga una excepción por esta vez. 


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