Me la trajeron como un regalo. Un día de San Valentín.
Completamente desnuda, excepto un brillante lazo rojo que se envolvía alrededor de su delgado centro.
En el momento en que la vi... La quise. Cada centímetro de su cuerpo y cada rincón oscuro de su mente.
Lo quería todo.
La anhelaba como una droga y una que nunca planeaba dejar.
Me tenía miedo, no es de extrañar teniendo en cuenta mi reputación-
Grandes y gordas láminas rodaban por su hermosa cara y todo su cuerpo temblaba como una hoja.
Ella no sabía entonces que yo nunca le causaría daño.
Ella era mía entonces... mía para apreciarla, mía para protegerla. mía para amarla.
Y un reglo al que nunca pensaba renunciar.
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