1. Medicine Man
Willow Taylor vive en un castillo con grandes paredes y vallas de hierro. Pero este no es un castillo ordinario. Se llama Hospital Psiquiátrico Hearstone y atiende a otros cuarenta pacientes. Tiene enfermeras con caras malas y técnicos con cejos fruncidos permanentes.
Tiene un hombre también. Un hombre que es frío y distante. Cuya voz derrama autoridad. Y cuyos perforadores ojos grises ocultan secretos, y tal vez permanecen en su rostro por un segundo demasiado largo.
Willow no se supone que mire profundo a esos ojos. No se supone que ella intente leer sus emociones apretadamente atadas. Y tampoco se supone que ella se toque en la noche, imaginando su poderosa voz y ese frío, pero hermoso rostro.
No, Willow Taylor no debería estar atraída a Simon Blackwood para nada.
Porque ella es una paciente, y él es su doctor. Su psiquiatra. El hombre medicina.
2. Guys My Age
Hace quince años, le pedí a un chico que se casara conmigo.
Yo tenía tres años y él diecisiete. Aparentemente, esa es una gran diferencia de edad. No lo sabía en ese momento. No sabía que era mayor ni lo que significaba aunque lo fuera. Todo lo que sabía era que este chico me daba los mejores paseos en su espalda y me traía dulces todo el tiempo. Jugaba conmigo, me leía cuentos, me enseñó a trepar a los árboles y andar en bicicleta. Él fue siempre el que limpiaba mis lágrimas.
Cuando le dije que me iba a casar con él y que mi vestido de novia estaría hecho con todas mis citas favoritas de Harry Potter, se rió. Luego me besó la frente y me dijo que me sentiría diferente cuando creciera. Le dije que no lo haría. Y creo que apostamos por ello, no lo recuerdo bien esa parte. De hecho, no debería recordar nada de eso...
3. California Dreamin'
Todos piensan que Dean Collins es demasiado viejo para Fallon Blackwood. Sus padres, sus amigos, incluso el mismo Dean.
De hecho, él quiere que salga con chicos de su edad. Pero a Fallon no le importa eso.
Lo único que le importa es que no puede quitarle los ojos de encima a Dean, su vecino, su mejor amigo, el tipo que le enseñó a andar en bicicleta y a trepar a los árboles.
Lo único que le importa es que a veces Dean tampoco puede quitarle los ojos de encima. Y que a veces la mira como si quisiera besarla.
Así que no importa que él tenga treinta y dos años y ella dieciocho.
Todo lo que importa es que se pertenecen el uno al otro, y ella necesita convencerlo de eso.
Lo bueno es que van a hacer un viaje por carretera juntos, ¿verdad?
De California a Nueva York; cuatro mil ochocientos kilómetros y una historia de amor cocinándose...
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