Al principe Amir bin Faruq al Zorha le había llegado la hora de casarse, y para encontrar a la esposa adecuada recorrió una vez más a su eficiente secretaria, Grace Brown, por quien albergaba una atracción secreta. Grace era la secretaria perfecta, pero su origen humilde y su carencia absoluta de glamour la convertían en la candidata menos adecuada para formar parte de la realeza.
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