lunes, 20 de noviembre de 2017

BossMan



La primera vez que me encontré con Chase Parker, no hice exactamente una buena impresión. Me escondía en el pasillo del baño de un restaurante, dejándole un mensaje a mi mejor amiga para que me salvara de mi horrible cita. Me escuchó y me dijo que era una perra, luego procedió a ofrecerme consejo sobre citas. 

Así que le dije que se ocupara de sus malditos asuntos - sus grandes, hermosos y ególatras asuntos- y regresé a mi miserable cita. Cuando pasó por mi mesa, sonrió de lado y observé su arrogante y sexy trasero regresar a su cita.

No pude evitar mirar de reojo al idiota condescendiente al otro lado de la habitación. Por su puesto, me atrapó en más de una ocasión y me guiño el ojo. Cuando el hermoso extraño y su igualmente caliente cita de repente aparecieron en nuestra mesa, pensé que me iba a delatar. 

En cambio, pretendió que nos conocíamos y se nos unió -contando historias elaboradas y vergonzosas sobre nuestra infancia falsa. Mi cita de repente pasó de aburrida a estrañadamente emocionante. 

Cuando se acabó y nos separamos, pensé en él más de lo que alguna vez admitiría, a pesar de que sabía que nunca lo volvería a ver. Quiero decir, ¿cuáles son los chances de que volviera a encontrar en una ciudad con ocho millones de personas? Pero entonces... 
¿Cuáles eran las posibilidades de que en un mes más tarde terminara siendo mi nuevo sexy jefe? 



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