Le sorprendió descubrir que ella era inocente en todos los sentidos de la palabra.
Ana Duval sabía que Bastien Heidecker, presidente de una corporación, responsabilizaba a su familia de la destrucción de la de él. Por eso, cuando se vio forzado a acudir a su ayuda durante un escándalo, ella no sabía qué era peor... si la fría condena de él o la ardiente necesidad de que la besara.
Bastien había presenciado la ruina de su padre por no ser capaz de controlar su lujuria y despreciaba esa debilidad. Por eso le enervaba desear a Ana, la modelo que anunciaba su negocio de diamantes.
El plan de Bastien, que tenía fama de frío y controlador, era acostarse con la modelo y después dejarla...
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